viernes, 2 de enero de 2009

Espiritualidad Queer - Por la Revda. Dra. Mona West

Espiritualidad Queer
Por la Revda. Dra. Mona West

En años recientes, ha habido un creciente interés en la espiritualidad. Hoy, la gente tiene una variedad de medios para abordar temas espirituales, algunos de los cuales incluyen la terapia, libros de auto-ayuda, talleres, centros de retiro, grupos de doce pasos, meditación, ejercicio y rituales. Como resultado de estas variadas prácticas, se manifiestan algunos tipos específicos de espiritualidad en grupos con historiales, culturas, experiencias y orígenes étnicos en común. Algunos de estos tipos de espiritualidad han sido llamados “Espiritualidad Feminista”, “Espiritualidad de la Mujer”, “Espiritualidad del Hombre” y “Espiritualidad Nativa Norteamericana”.

La gente gay, lesbiana, bisexual y transexual tienen una peculiar historia como gente espiritual, y nuestras expresiones de espiritualidad se manifiestan hoy de formas sanadoras. Tales expresiones son conocidas como “Espiritualidad Queer”.

El Poder de un Nombre

Espiritualidad Queer –o Cuir, Torcida, Chueca o Maricona, como se guste llamar. Estas dos palabras –Espiritualidad y Queer– conllevan una multiplicidad de significados cuando van solas, pero menos significados cuando van juntas. Ambas han soportado una carga negativa asociada a sus significados a lo largo de la historia, pero hoy en día son reclamadas como palabras positivas. Las personas oprimidas, al paso del tiempo, han comprendido el poder y la importancia de adoptar sus propias palabras para auto-denominarse, en vez que permitir que la cultura dominante les asigne un significado negativo a ciertas palabras que se utilizan para satanizar a un grupo de gentes. Las palabras son poderosas herramientas que se usan para describir la experiencia y moldear la realidad. Las personas afroamericanas han reclamado la palabra “Negro /Negra” para sí mismas, en tanto que las personas gay, lesbianas, bisexuales y transgénero han reclamado la palabra “Queer” para sí.


Hemos reclamado la palabra Queer como una palabra activa, una palabra que encierra un desafío. Cuando añadimos el sentido Queer a disciplinas como la historia, la literatura o la religión, buscamos activamente a gente Queer que ha permanecido oculta o perdida entre estas disciplinas. ‘Cuirizar’ estas disciplinas es también cuestionar los prejuicios homofóbicos de tales disciplinas. Queer es también una palabra indeterminada o generativa que señala formas en que todas las identidades son fluidas y cambiantes.

La palabra “espiritualidad” fue utilizada por primera vez en el Siglo XVII como un término negativo para describir prácticas esotéricas o religiosas elitistas. También ha sido una palabra que a lo largo de los años se ha dado en usar para describir un tipo de creencias en las que “se vale de todo”, o un nivel superficial de fe que no se ocupa de los verdaderos problemas del mundo. Si bien algo de estas connotaciones perduran hasta nuestros días, existen cada vez más comunidades que están adoptando la espiritualidad como el componente vital de la fe de cada persona, y como la fuente de justicia social.

Espiritualidad proviene de la raíz latina Espiritualidad proviene del latín spirare, vocablo relacionado con respiración como un acto incuestionablemente vital, el espíritu que nos anima y da vida. Entonces, es la práctica de permanecer conscientemente conectado con lo que nos mantiene vivos: Dios, nosotros mismos y los demás. Si bien “espiritualidad” es un término de amplio significado que cubre muchos tipos de experiencias, también es una palabra anclada en la particularidad. Género, raza, orientación y pertenecer a una comunidad en particular, todo ello afecta y moldea la espiritualidad de cada persona.


Nuestros Antepasados Espirituales Queer

A través de la historia y en distintas culturas, la gente Queer no sólo se ha inclinado espiritualmente sino que ha sido respetada y reverenciada por su liderazgo espiritual. En su revelador libro Otra Lengua Madre: Palabras Gay, Mundos Gay, Judy Grahn intenta rastrear muchas de las palabras y conductas que se han usado para definir y describir a la gente Queer. Hay varios capítulos en su libro que mencionan los roles espirituales que la gente Queer ha jugado en las culturas indígenas como chamanes y chamanas, sacerdotes y sacerdotisas e intermediarios.

En su libro Saliendo del Clóset Espiritualmente, Christian de la Huerta identifica diez roles espirituales que la gente Queer ha asumido en el transcurso de la historia: transformadores catalíticos, forasteros, scouts de la conciencia, clowns sagrados, guardianes de la belleza, cuidadores, mediadores, chamanes y sacerdotes, el Divino andrógino y porteros. John Boswell también ha enfatizado el papel primordial que la gente Queer ha jugado en la tradición occidental monástica, en su famoso libro Christianity, Social Tolerance, and Homosexuality: Gay People in Western Europe from the Beginning of the Christian Era to the Fourteenth Century. (Cristiandad, Tolerancia Social y Homosexualidad: Gente Gay en Europa Occidental desde el Inicio de la Era Cristiana hasta el Siglo XIV.)

Walter L. Williams ha estudiado las culturas Nativas Norteamericanas que veneran al berdache, el ser andrógino y travestido que no era considerado ni varón ni hembra, y que se pensaba tenía “dos espíritus.” El berdache tenía importantes funciones espirituales dentro de la tribu, como sanador, el que soñaba y tenía visiones, y como mediador entre el mundo espiritual y el mundo humano.

A causa del prejuicio y del abuso religioso, la gente Queer de nuestros tiempos hemos rechazado o perdido esta conexión con nuestra herencia espiritual. Es tiempo de que busquemos en nuestro interior, y hagamos una tarea de auto-búsqueda y reclamemos nuestra naturaleza espiritual como sanadores, profetas, artistas, visionarios, mediadores, mensajeros, sacerdotes y sacerdotisas y guardianes de la belleza.

Espiritualidad Queer en Nuestros Tiempos

Aunque muchas religiones reconocidas siguen luchando hoy en día con la sexualidad y la espiritualidad, la realidad es que cada vez más gente Queer están haciendo suya la espiritualidad y practicándola en comunidades religiosas. Las Iglesias de la Comunidad Metropolitana es un lugar donde la gente Queer ha podido redescubrir, articular y vivir su propia espiritualidad.

En la actualidad, el teólogo de la liberación Gustavo Gutiérrez identifica tres etapas en el desarrollo de una tradición espiritual: (1) la poderosa experiencia que brinda una visión o perspectiva en la vida del Espíritu; (2) la reflexión sobre esa experiencia mediante la escritura, la composición de oraciones, liturgia y arte, así como predicar y enseñar; (3) la entrada de estas reflexiones hacia la tradición mayor, para ser estudiada, aprovechada y conformada.

Estas tres etapas están claramente presentes en el desarrollo de una tradición espiritual Queer, particularmente con ICM. Muchas personas que se acercan a las iglesias de ICM por vez primera, tienen poderosas experiencias que ofrecen una nueva visión de la vida del Espíritu. A menudo tales experiencias son descritas como ‘llegar a casa’, ‘experiencias de Lázaro’, ‘plenitud o integración –sin tener que declarar la sexualidad en la puerta de acceso’.

Una rica colección de tales reflexiones sobre esas experiencias, pueden encontrarse en libros como El Señor es mi Pastor y Él Sabe que Soy Gay; Las Diez Verdades Espirituales para una Vida Exitosa de Gays y Lesbianas; Atreviéndose a Decir el Nombre del Amor: Un Libro de Oración para Gays y Lesbianas; Cuirizando a Cristo –Cuirizando a Dios- Teologías Lésbico-Gay, y Nuestra Tribu: Gente Queer, Dios, Jesús y la Biblia.

La Espiritualidad Queer también se ha integrado a la tradición mayor (la tercera etapa de Gutiérrez), como se evidencia en el creciente número de seminarios, talleres, cursos, conferencias y tesis que se generan a partir del actual estudio de esta tradición.

Disciplinas Espirituales Queer – Aprendiendo a Beber de Nuestros Propios Pozos

Una disciplina espiritual es una práctica que nos abre a Dios. Algunas disciplinas espirituales clásicas incluyen; la oración, el ayuno, lectura de textos sagrados, adoración y la limosna. Una disciplina espiritual Queer, es la práctica que nos abre a los gays, lesbianas, bisexuales y transgénero a Dios, a lo Divino –especialmente lo Divino en nosotros. Estas prácticas nos ayudan a beber de los pozos de nuestra propia experiencia como fieles creyentes. También nos ayudan a redescubrir a nuestros antepasados como gente espiritual.

Gutiérrez, inspirado por lo que dijo Bernard of Clairvaux, (“cada cual tiene que beber de su propio pozo,”) afirma que la espiritualidad es como agua viva que emana desde las profundidades de nuestra experiencia personal. La historia ha demostrado que la espiritualidad ha fluido de la gente Queer en muchas culturas. Lo que ha sido más importante de esa espiritualidad, es la experiencia personal. Debemos continuar valorando nuestra experiencia de lo Divino. Parte de esa valoración es también darle nombre a esa experiencia, darle forma y ajustarla para nosotros y para las futuras generaciones.

Salir del clóset es una práctica espiritual que dura toda la vida. Como vivimos en una sociedad heterosexista, los Queers siempre serán invitados a reclamar su peculiar identidad. Es un proceso para toda la vida porque implica la integración y transformación de nuestra identidad Queer hacia la totalidad de nuestras vidas. Por tanto, hablar de salir del clóset como un proceso de integración y transformación para toda la vida, es invocar el modelo espiritual clásico de “depuración, iluminación y unión.” Salir del clóset como práctica espiritual nos lleva una y otra vez a través de estas tres etapas, , al ir “depurándonos” de las falsas imágenes y expectativas que la sociedad heterosexista nos ha forzado a adoptar; es también darle la bienvenida a la “iluminación” o nueva visión que se produce de vivir una identidad que es más auténtica para nosotros; y con cada depuración de una falsa imagen y de la iluminación de nuestra verdadera o auténtica imagen de vida, surge la ‘unión’, la conexión y el cumplir con lo Divino que vive en el profundo núcleo de nosotros mismos.
Soltar es una disciplina espiritual similar a la etapa de ‘depuración’ antes mencionada. Es una práctica que implica el liberarnos de dañinas creencias religiosas y expectativas institucionales que nos mantienen atados y sin libertad. Una espiritualidad Queer implica, con frecuencia, el proceso y práctica de soltar nuestras ideas sobre Dios, la Biblia, la iglesia, la familia, la sexualidad y nuestros propios cuerpos, que no sean auténticas frente a nuestra experiencia. Lo que es más trascendente en esta práctica espiritual, es honrar y reconocer nuestra experiencia como una fuente de revelación, y que podemos confiar en ella para orientarnos a lo Divino.
Procurar Justicia es la tercera disciplina espiritual que conforma una espiritualidad Queer. Implica el difícil trabajo de comprender la naturaleza entrelazada de la opresión. Por ejemplo, entre más comprendamos las formas en que la homofobia nace a partir del sexismo y es oculta por cuestiones de raza, los Queers podrán cada vez más practicar la verdad de que “nadie es libre, a menos que todos seamos libres.” Procurar la justicia es también una práctica espiritual que nos llama a lidiar con todos nuestros “ismos” en la comunidad Queer. Reclamar una espiritualidad Queer no nos exenta de procurar la justicia en nuestra propia casa. Finalmente, procurar justicia tiene que ver con abarcar nuestra sexualidad y espiritualidad. La gente Queer que vive en una sociedad heterosexista, a menudo cae en la trampa de sentir como que tenemos que elegir entre nuestra sexualidad y nuestra espiritualidad. Mas las dos se relacionan íntegramente como expresiones de quiénes somos como seres que ocupan un espacio en el mundo.
Queer Lectio Divina es una disciplina espiritual que implica leer textos sagrados. Lectio Divina quiere decir lectura sagrada. Las prácticas espirituales en todo el mundo, inciden en alguna forma de textos sacros. Tales textos son ventanas y guías hacia lo Divino. Para los Queers con una tradición Judeo-Cristiana, la Biblia ha sido un texto difícil por la forma en que ha sido malinterpretada respecto a la cuestión homosexual. Sin embargo, más y más creyentes Queer la están reclamando como texto sagrado. Leer un texto como disciplina espiritual significa que en vez de leer con fines informativos, uno lee con fines formativos. Es mediante una lectura reflexiva que uno permita que las palabras y las historias de las Escrituras nos abran a lo Divino. Y no sólo es la Biblia un texto sagrado para los Queers, sino también lo pueden ser nuestras historias personales y las de cómo salimos del clóset.
La Oración es una disciplina espiritual clásica que puede adoptar muchas formas. La frase “Silencio es igual a muerte” es invocada con frecuencia en la comunidad Queer. Si bien hay mucha sabiduría en esa frase –entre más salgamos del clóset y hagamos que se escuche nuestra voz, y entre más desechemos estereotipos dañinos, más viviremos en nuestra propia verdad— también es cierto que guardar silencio de manera intencional, es un profundo acto espiritual. En un mundo cada vez más congestionado y complejo, el silencio se está convirtiendo en una especie en vías de extinción. Desarrollar la intención de cultivar el silencio en nuestras vidas, es una forma de oración, y una profunda disciplina que nos abre a lo Divino dentro de nosotros mismos y con/hacia los demás. Cuando guardamos silencio, estamos en condiciones de escuchar con profundidad nuestra propia voz y la de los demás. Podemos discernir actividades específicas para procurar la justicia, y soltarnos.
La Adoración es una importantísima disciplina espiritual corporativa. Es una práctica en la cual uno puede experimentar lo Divino, así como abrirse a la expresión de una experiencia tal mediante la música, el arte, la predicación, la enseñanza y la liturgia. El culto abarca rituales y bendiciones, y es un lugar donde se pueden expresar los ritos de transición Queer como lo son el matrimonio, el bautismo, las dedicaciones, las ceremonias fúnebres y otras celebraciones.
Una espiritualidad Queer existe hoy en día, ¡porque estamos aprendiendo a beber agua de nuestros propios pozos!


Para seguir leyendo:
John Boswell, Cristianismo, Tolerancia Social y Homosexualidad: Gente Gay en Europa Occidental desde el inicio de la Era Cristiana hasta el Siglo XIV. Chicago: University of Chicago Press, 1980.
Kit Cherry and Sherwood Solomon, Ritos de Equidad.
Christian de la Huerta, Saliendo del Clóset Espiritualmente: El Próximo Paso. New York: Putnam, 1999.
Judy Grahn, Otra Lengua Madre: Palabras Gay, Mundos Gay. Boston: Beacon Press, 1984.
John J. McNeill, Libertad, Gloriosa Libertad: el Viaje Espiritual hacia la Plenitud de la Vida, para Gays, Lesbianas y Todos los Demás. Boston: Beacon Press, 1995.
Troy D. Perry, 10 Verdades Espirituales para una Vida Exitosa de Gays y Lesbianas. Nebraska: Morris Publishing, 2003.
Elizabeth Stuart, Atreviéndose a Decir el Nombre del Amor: Un Libro de Oración para Gays y Lesbianas. London: Hamish Hamilton, 1992.
Nancy Wilson, Nuestra Tribu: Gente Queer, Dios, Jesús y la Biblia. San Francisco: Harper Collins, 1995.
Walter L. Williams, El Espíritu y la Carne: Diversidad Sexual en la Cultura India Norteamericana. Boston: Beacon, 1992